Ardor mental (con aclaraciones entre paréntesis, guiones o corchetes)

No suelo escribir sobre política. Normalmente tengo más que suficiente con oir hablar y leer sobre el tema. Pero una sensación de ardor mental me invade de un tiempo a esta parte. Una especie de mezcla de alergia con estrés, de pánico con rabia, de impotencia con desesperación, de fragilidad con vergüenza ajena. Y es que cosas pasan.
Mientras muchos (repito: muchos) anunciaban una severa crisis hace ya un año o más (hay pruebas de ello), el presidente del Gobierno y el Ministro de Economía, -que a mi juicio algo han de saber sobre el tema-, decían que era alarmismo. Mientras se destapa una presunta trama de corrupción que afecta al partido de la oposición, el ministro de justicia se va de caza con el Juez Garzón y el comisario general de la Policía Judicial. A la vez, se convoca la primera huelga de jueces de la historia de España y la solución del flamante ministro es pretender cambiar la ley para prohibir las huelgas de jueces. [Ideal: no es bueno que los jueces hagan huelga. Solución: prohibo la huelga]. ¿Se habría planteado que quizá la convocaron por algún motivo? Al día siguiente de asegurar que no dimitía porque tenía que trabajar mucho por el país dimitió porque, según él mismo, sin duda era lo que tenía que hacer. Poco después le preguntaron al de Economía, (el que decía que no había crisis), si tenía algo que envidiar al de Justicia (el que le hacen una huelga y prohíbe las huelgas, el que se va de caza con quien no debe ir y sin licencia) y va y dice que sí, que tiene envidia de que sea ex-ministro: ¡que paz y tranquilidad nos da! Y el presidente del Gobierno (el que tampoco vio la crisis hasta que estuvimos hundidos en la mie... miseria) dice que Solbes (el de Economía) parece muy serio, pero tiene un enooooorme sentido del humor. Y a mi, que quieres que te diga, no me hace ninguna gracia. Quizá soy un soso, pero sólo me hacen gracia, habitualmente, las cosas graciosas. Y además, hay cosas con las que, según quién y según en qué momento, no se debe bromear (por lo menos en público).