La Verbena de Sant Joan
Ruido: mucho ruido. La noche del 23 de junio los habitantes de mi ciudad se transforman. Mecha en mano, con movimientos rítmicos e incluso compulsivos, van encendiendo todo tipo petardos, cohetes y quasibombas soltándolos para que estallen sin piedad. No importa que no puedan dormir los niños, ni los ancianos, ni que los perros aullen acoquinados escondiéndose debajo de las mesas.
A pesar de todo, tiene su gracia. Hay ciudadanos expertos que montan auténticos Fuegos artificiales que realmente te hacen disfrutar del espectáculo. ¡Tomen asiento!
Como los niños más pequeños no podrían dormir, les damos una cajita de Bombetas y se sienten los reyes de la noche. Primero miedo, luego vergüenza, más tarde precaución y finalmente descontrol. Estas son las fases que pude apreciar en uno de mis hijos que acabó tirando Bombetas al aire con el peligro de que te explotaran en la cabeza. Gracias a Dios no fue así y acabamos todos pasándolo muy bien.
Un año más. Pasa volando.