Este fin de semana ha sido fotográficamente productivo. Estoy contento. El sábado por la mañana fuimos a Sant Llorenç de Morunys y, además de machacarme jugando a fútbol, -aun me duele todo-, fuimos al Codó, que es una gran extensión en la montaña preparada para hacer "costellades" y allí, mirando al suelo vi una cosa extraña: una hierba en la que había una especie de burbujitas enganchadas. Me pareció curioso, lo cogí y pensé verlo con calma y hacer unas fotos. De pronto, del interior de las burbujitas, salió un ser extraño y diminuto. Parecía un saltamontes en miniatura ¿? Los que sepan de esto podrían decirme de qué se trata (¿una larva, quizá?), la verdad es que estoy intrigado. Aquí podéis ver las fotos.
En otro momento fuimos a les escoles, el colegio del pueblo, y pude hacer unas fotos de unas golondrinas alimentando a sus polluelos, otras de un saltamontes, un caracol muy original... Mira.
Ya de regreso, en un momento dado, vi un precioso paisaje del campo con las balas de paja cilíndricas y ese color dorado tan auténtico, que me hizo parar el coche, bajar e inmortalizarlo (gracias a la paciencia de mi mujer y mis hijos).
Pero eso no es todo. Al llegar a Barcelona, después de cenar, empezó a lo lejos una alucinante tormenta de rayos (son las cinco primeras) y, ni corto ni perezoso, instalé mi cámara sobre el trípode, me armé de paciencia y no paré hasta que conseguí captar la belleza del momento.
Espero que os guste. Yo he disfrutado mucho.